Cuidado de las flores
Hidratación esencial.
Durante el verano, la elevada temperatura y la exposición directa al sol pueden hacer que las flores de tu ramo se marchiten rápidamente. Es fundamental asegurarse de que estén adecuadamente hidratados. Cambia el agua de tu florero cada dos días y evita que las hojas queden sumergidas, ya que pueden descomponerse y acortar la vida de las flores. Además, siempre es recomendable cortar el extremo de los tallos en diagonal al cambiar el agua, lo que permitirá una mejor absorción de la humedad.
Ubicación estratégica.
El lugar donde decidas poner tu ramo puede influir notablemente en su longevidad. Evite lugares con corrientes de aire caliente, como cerca de ventanas expuestas al sol directo o electrodomésticos que generen calor. Asimismo, las flores frescas se benefician de ambientes frescos, así que, si puedes, colócalas en un lugar fresco durante la noche, como una habitación con aire acondicionado o incluso en el refrigerador, asegurándote de que estén separadas de frutas y verduras.
Nutrición y cuidado.
A menudo, cuando compras un ramo, viene con un pequeño paquete de conservante para flores. Este nutriente es esencial para prolongar la frescura y belleza de tu arreglo. Si no cuentas con uno, puedes preparar una solución casera mezclando una cuchara de azúcar y unas gotas de lejía en el agua del florero. El azúcar alimentará a las flores, mientras que la lejía ayudará a mantener el agua libre de bacterias que puedan dañar tus flores.
Siguiendo estos consejos prácticos, puedes asegurarte de que ese hermoso ramo que tienes en casa sigue luciendo radiante, fresco y lleno de vida, incluso durante los días más calurosos del verano. ¡Cuídalas y disfruta de su belleza!
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"Una Flor para cada corazón"